Puente Genil, Córdoba, España
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El cortisol es la hormona del “miedo”, sube en circunstancias de amenaza, de tristeza, de frustración o de miedo. El cortisol es fundamental para la supervivencia, pero si éste no está bien regulado es cuando supone un problema.
Cuando pensamos en cosas que nos preocupan, esos pensamientos tienen un impacto similar a una situación real. Es decir, si vas con el coche y de repente se cruza un niño, tu cuerpo reacciona rápidamente: se te acelera el corazón, empiezas a sudar, tienes temblores, etc. Si posteriormente recuerdas ese hecho pasado, seguramente vuelvas a experimentar los mismos síntomas que cuando te pasó en realidad.
Cada vez que imaginamos algo que nos agobia, se activa en el organismo el mismo sistema de alerta, y se libera el cortisol que sería necesario para hacer frente a esa amenaza.
Las preocupaciones o la sensación de peligro prolongada (real o imaginario) pueden aumentar los niveles de cortisol hasta un 50% por encima de lo recomendable.
Cuando el cortisol se eleva de forma crónica pasa a comportarse como un agente tóxico. Si estamos “intoxicados” por cortisol, esta hormona está inundando la sangre en lugar de la serotonina o la hormona de la “felicidad”, la dopamina. Estas hormonas tienen un impacto positivo y de bienestar en el cuerpo y en la mente.
El estrés es uno de los factores predominantes que provoca el exceso de cortisol en la sangre. El sentirse ansioso por un tiempo prolongado puede desencadenar en depresión. Muchas depresiones provienen de vivir alerta durante largos períodos de tiempo.
Tenemos que tener claro que el cerebro no sabe diferenciar lo que es real de lo que es imaginario. Un cerebro estresado es la consecuencia de vivir inundados de pensamientos tóxicos, negativos y preocupantes.
Podemos concluir que pensar altera nuestro organismo. Si muestras a la mente constantemente un evento del pasado o un posible suceso negativo del futuro, tu cerebro entiende que es ahí donde quieres asentarte, donde quieres estar enfocado.
Pero no te preocupes, tú puedes entrenar tu cerebro para enfocarte en pensamientos positivos para que empieces a segregar más dopamina y mucho menos cortisol.
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