Puente Genil, Córdoba, España
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Fue una de las más grandes tragedias que se hayan visto. Ellos fueron encarcelados por un crimen que no cometieron. Sus captores no revelaron cuál era el supuesto crimen, pero de cualquier modo los mantenían presos. Les eran cubiertas sus necesidades básicas, pero sus vidas eran un infierno.
Casi todos los momentos de cada día eran atormentados y maltratados. Eran insultados constantemente y se les decía que no eran buenos en nada.
Estaban llenos de preocupaciones y de miedos acerca de cualquier cosa y de todo. Eran victimizados y se les daban tantos mensajes cruzados que se volvieron inseguros de quienes eran y de lo que podían lograr. A algunos de ellos se les aislaba de los demás, mientras a otros se les mantenía en mala compañía, con aquellos quienes constantemente los presionaban.
Algunos querían morir. Algunos se mantenían luchando con la vida. Todos estaban en algún grado de cautiverio.
Eran constantemente criticados acerca de lo que hacían. Se les hacía sentir pésimos cada vez que cometían una equivocación. Se les mantenía alejados de todo lo que habían querido siempre. Su decepción y desesperanza crecía día a día. Ellos se autocompadecían y lanzaban su frustración unos a otros. Mientras tanto, sus captores empeoraban las cosas y los prisioneros sólo se preguntaban si esto terminaría alguna vez.
Estaban sobrecargados por todo lo que eran forzados a hacer. Sufrían y estaban desamparados. Se les concedían momentos de “libertad”, pero no era libertad realmente. Muy dentro de ellos, sabían que tendrían que soportar el dolor que pronto sus captores les infligirían nuevamente, y el alivio temporal no significaba nada. Ellos sufrían la mayor parte del tiempo. Su salud decaía por el maltrato.
Muchos de ellos no podían ni dormir. Sus vidas estaban privadas del significado que alguna vez habían tenido. Caminaban deprimidos, ansiosos, temerosos y frustrados de todo. Anhelaban libertad.
Y os preguntaréis ¿quiénes eran ellos? Y ¿Quiénes eran sus captores?
“Ellos” eran la raza humana, y sus captores eran sus mentes.
Este cuento pretende reflejar lo que muchos a día de hoy sienten en su mente diariamente, su diálogo interno. Uno de los auto saboteadores más frecuentes que nos limitan y nos bloquean en nuestro bienestar. Desde que naces aprendes a pensar, a sentir y a comportarte.
Muchos de estos pensamientos te aprisionan en la infelicidad, en la soledad, en la frustración, en la autocompasión y en el odio. Todos estos pensamientos afectan a tu salud, a tus relaciones y en general a tu vida. Tus pensamientos provocan tu lenguaje, tu forma de actuar y tus emociones. Para cambiar tu entorno y tu comportamiento empieza tomando conciencia de tus pensamientos. Un pensamiento positivo proporciona bienestar y satisfacción en tu vida. Te motivan, te inspiran y aportan valores tanto en lo emocional como en lo espiritual. Se puede cambiar el foco.
Todos los cambios empiezan dentro de ti.
Si necesitas acompañamiento para conocerte mejor, gestionar tu diálogo interno y eliminar bloqueos que te impiden avanzar y conseguir lo que quieres. Reserva tu sesión de valoración gratuita y estaré encantada de escucharte y contarte cómo podemos abordar desde el Coaching y la PNL lo que te esté ocurriendo en este momento.
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