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La resiliencia es la capacidad de adaptarse y recuperarse de situaciones difíciles o adversas. Ser resiliente no significa no sufrir o no tener problemas, sino saber cómo afrontarlos y superarlos. La resiliencia se puede aprender y desarrollar con el tiempo y la práctica. En este artículo te voy a mostrar algunas formas de cultivar la resiliencia y mejorar tu bienestar.
Intenta ver los desafíos como oportunidades de crecimiento y aprendizaje en lugar de obstáculos insuperables. Mantén una actitud optimista y busca el lado positivo de las situaciones. Por ejemplo, si pierdes tu trabajo, puedes pensar que es una oportunidad para reinventarte profesionalmente o para buscar algo que te apasione más.
Establece metas alcanzables y divide grandes desafíos en tareas más pequeñas y manejables. Esto te ayudará a mantenerte motivado y a medida que logres cada pequeño objetivo, te sentirás más capaz de enfrentar desafíos más grandes. Por ejemplo, si quieres escribir un libro, puedes empezar por escribir un capítulo cada semana o cada mes.
Mantén relaciones saludables y cercanas con amigos, familiares y seres queridos. Busca el apoyo emocional y práctico de las personas que te rodean. Compartir tus preocupaciones y buscar consejo puede ayudarte a encontrar soluciones y aliviar el estrés. Por ejemplo, si estás pasando por una ruptura amorosa, puedes hablar con un amigo o un familiar que te escuche y te comprenda.
Trátate a ti mismo/a con amabilidad y comprensión. Reconoce tus logros y no te castigues por los errores o fracasos. Aprende a perdonarte a ti mismo/a y a aceptar que todos cometemos errores. Por ejemplo, si suspendes un examen, no te digas que eres un fracasado o una fracasada, sino que puedes mejorar y que lo harás mejor la próxima vez.
Aprende técnicas de manejo del estrés, como la respiración profunda, la meditación o el ejercicio físico. Encuentra actividades que te ayuden a relajarte y a liberar tensiones. Por ejemplo, si te sientes agobiado o agobiada por el trabajo, puedes hacer una pausa y respirar profundamente durante unos minutos o salir a caminar o a correr.
Cuida de tu salud física, mental y emocional. Duerme lo suficiente, come bien y haz ejercicio regularmente. Busca actividades que te brinden alegría y satisfacción. Por ejemplo, si te gusta la música, puedes tocar un instrumento o cantar, o si te gusta el arte, puedes pintar o dibujar.
Reflexiona sobre cómo has superado desafíos en el pasado y qué estrategias te han funcionado. Utiliza esas lecciones aprendidas para enfrentar nuevos desafíos. Por ejemplo, si has superado una enfermedad, puedes recordar cómo lo hiciste y qué recursos utilizaste.
Recuerda que la resiliencia es un proceso que se desarrolla con el tiempo y la práctica. No te desanimes si lo encuentras difícil o piensas que tú no lo puedes conseguir, todo es cuestión de tener actitud, prepararse y hacerlo un hábito. Si no puedes hacerlo solo/a, pide ayuda, a veces es mejor transitar el camino acompañado/a.
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